Las mujeres candidatas enfrentan obstáculos que los hombres candidatos no afrontan
Es más probable que la gente dude que las candidatas sean competentes, que critiquen su apariencia, y que en general no caigan bien. Las elecciones representan una oportunidad para elegir a la persona indicada para el trabajo. Los prejuicios en cuanto a género y raza interfieren con esta oportunidad. En estas elecciones, dejemos nuestros prejuicios fuera y actuemos cuando los veamos. Únete con nosotros a desafiar los prejuicios.
Las candidatas a menudo tienen que cumplir con diferentes normas1 que los hombres y son juzgadas con más dureza.2 A resultado, la realidad puede ser más difícil para las mujeres.
Tenemos la tendencia a subestimar el desempeño de las mujeres y sobreestimar el de los hombres.3 Las mujeres reciben menos reconocimiento por sus logros y más culpa por sus errores. En fin, les toca esforzarse aún más que los hombres para comprobar que son competentes para el oficio.4
Y hay otra desventaja para las mujeres. Ellas enfrentan rechazo si se promocionan mucho. En cambio, los hombres pueden promover sus logros sin problema.5
Esta situación deja a las candidatas en un callejón sin salida—sin poder promoverse ni poder destacar sus logros. Cuando las mujeres no tienen la oportunidad de hablar de sus éxitos, corren el riesgo de no poder demostrar su valor. Pero si hablan de aquellos éxitos, lucirán mal ante los ojos de los votantes.
Los medios se enfocan más en la apariencia física de las mujeres candidatas que en la de los hombres.6 Todos lo hacemos. Comentamos sobre su pelo, su ropa, su cara, y su cuerpo.7 Ya sean buenos o malos los comentarios, le roban la atención a lo que verdaderamente importa: sus ideas y su experiencia.
La “muralla maternal” es una de las formas de prejuicio más seria contra la mujer.8 Cuando las mujeres se convierten en madres, solemos caer en la trampa de pensar que no pueden dedicarse completamente al trabajo y a la familia.9 Le preguntamos a las candidatas que son madres “¿quién está cuidando a sus hijos?” por la fuerte creencia cultural de que deberían estar en casa.10
Las candidatas que no siguen las normas de género también pagan un precio. Los votantes generalmente prefieren a las mujeres casadas y con hijos que a las solteras y sin hijos.11
“Se le hará más difícil recibir cobertura positiva en los medios.”
Los medios pueden—y a menudo suelen—caer en los mismos prejuicios que los demás. En las elecciones, eso quiere decir que las mujeres reciben menos cobertura positiva que los hombres.12 Si tomamos en cuenta el impacto que los medios tienen en las opiniones de los votantes, esto representa un gran problema.
Existe el estereotipo de que los hombres son mejores líderes que las mujeres.13 Los atributos como fuerza, valentía, y firmeza son típicamente vistos como masculinos.14 En cambio, solemos ver a las mujeres como bondadosas y colaborativas—cualidades que no son muy asociadas con el liderazgo.15
El hecho de que la mayor parte de los líderes políticos han sido hombres reafirma esta dinámica. Considera la presidencia, por ejemplo: es más difícil imaginarnos a una mujer presidente porque nunca ha habido una mujer como presidente.16 Esta puede ser la razón por la cual no pensamos que una mujer puede ganar. Afortunadamente, esto va a cambiar a medida que más mujeres se postulen para elecciones y nuestra imagen de lo que consideramos un político exitoso crezca.
Debido a las expectativas estereotípicas de que deberían ser abnegadas y generosas, las mujeres suelen recibir criticismos cuando parecen ser muy “ambiciosas” o cuando parece que “sólo piensan en sí mismas”17—por ejemplo; cuando se postulan para un cargo político.18 Es menos probable que la gente vote por mujeres candidatas cuando las perciben como deseosas de poder. Los hombres no son penalizados por esto. Esperamos que los hombres sean motivados y ambiciosos y solemos pensar bien de ellos cuando demuestran esas cualidades. Lo consideramos como “confiado” y “fuerte.”19
En general, la gente percibe a una mujer como muy sensible y a un hombre como racional. Y está perception impacta a la opinión pública en cuanto a una mujer en posición de poder. Cuando una mujer expresa su opinión con convicción, la gente piensa que es demasiado emocional. En cambio, un hombre raramente recibe el mismo criticismo.20 Esta dinámica es importante ya que esperamos que nuestros líderes sean serenos, y no erráticos.
El éxito y la simpatía son positivamente correlacionados para los hombres y negativamente correlacionados para las mujeres. Esto quiere decir que cuando un hombre es exitoso, le cae mejor a la gente. Pero cuando una mujer es exitosa, le cae mal a la gente.21 Esto tiene importancia en la política. Las mujeres candidatas tienen que ser consideradas como competentes y simpáticas, mientras que los hombres solo tiene que ser considerados como competentes—el ser simpático es como algo extra para ellos.22
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la raza
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la religión
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la capacidad física
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la identidad de género
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la etnia
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la sexualidad
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Las mujeres también enfrentan prejuicios por su raza, su orientación sexual, discapacidad, o algún otro aspecto de su identidad. Este tipo de discriminación puede ser aún más grave que la suma de sus partes. Por ejemplo, las mujeres de color que se postulan para cargos políticos suelen enfrentar prejuicios por ser mujeres y por su raza. En comparación con las mujeres blancas, las mujeres de color tienen más dificultades para obtener el apoyo de su partido político,23 y las mujeres afroamericanas en particular enfrentan más dificultad para recaudar fondos.24
Todos tenemos prejuicios que son inconscientes
Todos tenemos prejuicios que son inconscientes, y tenemos que poner de nuestra parte para contrarrestarlos. Eso quiere decir que tenemos que cuestionar nuestras suposiciones y tratar de mejorar.
Los estudios demuestran que hacemos decisiones más justas cuando se nos pide una explicación sobre nuestras razones.25 Así que, reflexiona sobre tus reacciones a las mujeres candidatas. Anima a tus familiares y amigos a hacer lo mismo. Es tan simple como decir, “Me interesa saber porque piensas de esa manera” cuando un amigo u amiga hace un comentario crítico. Otra estrategia puede ser el preguntar, “Tendrías la misma reacción si un hombre hiciera lo mismo?” La respuesta comúnmente será no.
Footnotes
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- David Paul and Jessi L. Smith. “Subtle Sexism? Examining Vote Preferences When Women Run Against Men for the Presidency,” Journal of Women, Politics & Policy 29, no. 4 (2008): 451-476. doi: 10.1080/15544770802092576.
- Joan C. Williams and Rachel Dempsey, What Works for Women at Work: Four Patterns Working Women Need to Know (New York: NYU Press, 2014); Laurie A. Rudman, Corinne A. Moss-Racusin, Peter Glick, and Julie E. Phelan, “Reactions to Vanguards: Advances in Backlash Theory,” in Patricia Devine and Ashby Plant, eds., Advances in Experimental Social Psychology, vol. 45 (Burlington: Academic Press, 2012): 167–227.
- Joan C. Williams and Rachel Dempsey, What Works for Women at Work: Four Patterns Working Women Need to Know (New York: NYU Press, 2014)
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- “Politics Is Personal: Keys to Likeability and Electability for Women A Barbara Lee Family Foundation Research Memo,” Barbara Lee Family Foundation. April 2016. https://www.barbaraleefoundation.org/wp-content/uploads/BLFF-Likeability-Memo-FINAL.pdf.
- Kira Sanbonmatsu, “Women of Color in American Politics,” Political Parity, https://www.politicalparity.org/wp-content/uploads/2017/10/Parity-Research-Women-Of-Color.pdf
- Ibid.
- Shelley Correll, “Reducing Gender Biases in Modern Workplaces: A Small Wins Approach to Organizational Change,” Gender & Society 31, no. 6 (December 1, 2017): 725–50, https://www.gsb.stanford.edu/faculty-research/publications/reducing-gender-biases-modern-workplaces-small-wins-approach.
- The 50 Way to Fight Bias cards were developed in collaboration with gender experts from the Stanford VMware Women’s Leadership Innovation Lab and Paradigm, a diversity and inclusion strategy consulting firm.